Cambios hormonales de las mujeres

Llega un día en que las mujeres comenzamos a sentir cambios en nuestro cuerpo y bienestar, que muchas veces pueden resultar desconcertantes. No hay una edad exacta para estos cambios, ya que ocurren de manera paulatina y progresiva, pero sí podríamos decir que aproximadamente 10 años antes de la menopausia, nuestro cuerpo comienza esta nueva etapa.
Estos cambios son naturales y forman parte de una etapa de transición que todas las
mujeres experimentamos antes o después.

¿Me está pasando a mí?

No todas somos iguales, algunas tendrán la suerte de pasar por este periodo sin apenas notarlo, a veces aunque estos cambios ocurren, presentan pocos o ningún síntoma molesto. Pero lo cierto es que en la mayoría de casos, los síntomas se hacen notar en el día a día, afectándonos tanto a nivel físico como emocional.

Nuestro cuerpo va entrando en una etapa de transición natural que muchas veces llega sin aviso, pero con señales muy claras. Posiblemente puedas sentirte identificada con alguno (o todos) estos síntomas:

  • Sofocos: uno de los síntomas más frecuentes, es la molesta sensación de calor repentina e intensa, que se expande por todo el cuerpo y que a menudo es acompañada por sudoración, enrojecimiento de la piel, ansiedad o incomodidad, palpitaciones y posterior sensación de frío.
  • Falta de energía: es común sentirte más cansada o con menos energía, y de peor ánimo en general, aún cuando hayas dormido las horas suficientes.
  • Falta de concentración: puede que te cueste poner foco en una actividad, y que tu mente se disperse con facilidad, saltando de una tarea a otra, sin lograr ser eficiente.
  • Alteraciones en el sueño: puedes experimentar dificultades para dormir, insomnio o cambios en los patrones de sueño.
  • Cambios en el metabolismo: la forma en que tu cuerpo procesa los alimentos también puede cambiar, por lo que una misma alimentación con la que siempre te sentiste cómoda y con la que lograbas mantener tu peso estable ahora genera un aumento de peso o no resulta eficaz para mantenerte con energía y saciada.
  • Más apetito: unido a lo anterior, el aumento del apetito o el hambre emocional también pueden ser consecuencia de los cambios hormonales propios de esta etapa.
  • Inflamación sistémica: a nivel general, se produce una inflamación de bajo grado, que acelera el envejecimiento celular, alterando la salud sobre todo a nivel digestivo, hormonal, nervioso e inmunológico.

¿Qué está pasando en mi cuerpo?

Si te has sentido identificada con alguno de estos síntomas, tranquila, lo que te pasa no es nada extraño, es más normal de lo que crees y se debe a cambios en tus hormonas femeninas, en especial los estrógenos y la progesterona.

Estas hormonas son las encargadas de regular el ciclo menstrual, pero además tienen un papel fundamental en el estado de ánimo, la energía, la calidad del sueño, el metabolismo y hasta la forma en que gestionamos el estrés. Así que, cuando sus niveles comienzan a bajar, lo notamos con presencia de todos estos síntomas relacionados a sus múltiples funciones.

Esa sensación de desequilibrio general no es más que parte de una reorganización interna, y aunque puede resultar desafiante, también es una gran oportunidad para reconectar con lo que el cuerpo necesita en esta nueva etapa.

Toma un rol activo

Como casi todo en la vida, es una cuestión de actitud: no es lo que te pase, es lo que haces y como te enfrentas a eso que te pase.


La invitación es a tomar un rol más activo frente a estos cambios, no resignarnos a que va a ser una etapa difícil y ya, sino que con pequeños cambios en el estilo de vida, buena alimentación, movimiento consciente y el apoyo de herramientas nutricionales, es posible transitar este momento con más equilibrio, información y bienestar.

Es importante recordar que estos cambios son comunes y que muchas mujeres pasan por lo mismo, ¡no estás sola en esto! Hablar sobre estos cambios y compartir experiencias puede ser una gran manera de sentirte apoyada y comprendida.

Consejos prácticos para esta etapa

Mejorar la calidad del sueño: Crea una rutina de sueño, estableciendo horarios de acostarte y levantarte que puedas mantener todos los días. Además, generar un ambiente relajante puede ayudarte a crear un espacio propicio para el descanso: usa luces bajas, evita consumir cafeína por la tarde y trata de desconectarte de dispositivos electrónicos al menos una hora antes de acostarte. Asegúrate también de que tu dormitorio sea oscuro, tranquilo y silencioso, para un descanso profundo y reparador.

Mantener un estilo de vida saludable: Mantén una alimentación equilibrada, basada en comida real con efecto antiinflamatorio. Asegura el aporte de verduras, proteínas magras y fibra, complementando con carbohidratos de buena calidad. Limita el consumo de azúcares y alimentos procesados que generan un mayor desequilibrio hormonal. Sería ideal que puedas distribuir las comidas en 3 o 4 tomas, para mantener el apetito controlado y aprovechar los nutrientes de manera más eficiente.

Actividad física regular: Realiza actividad física frecuente, la OMS recomienda un
mínimo de 150 minutos a la semana para poder disfrutar de todos sus beneficios.

Encuentra una actividad que disfrutes, como nadar, practicar yoga o pilates. Estos entrenamientos son de bajo impacto y muy completos, ya que combinan fuerza con cardio. Además del entrenamiento, sería muy positivo realizar durante el día pequeñas pausas activas para estirar el cuerpo, y sumar una breve caminata que ayudará a mantenerte activa y mejorar el ambiente hormonal.

Herramientas nutricionales: En esta etapa de la vida, ciertos micronutrientes pueden jugar un papel clave en el bienestar general. Existen vitaminas, minerales y plantas adaptógenas que son especialmente beneficiosos para apoyar la salud ósea, la función inmunológica y el equilibrio hormonal, contribuyendo a mejorar la calidad de vida. Ya hablaremos más sobre ellos en una próxima entrada.

En conclusión, entender los cambios hormonales en esta etapa es fundamental para adoptar una actitud proactiva hacia tu bienestar. Incorporar hábitos saludables pueden marcar una gran diferencia en como vives este proceso.


Recuerda que cada mujer es única, y encontrar lo que mejor funcione para ti es el primer paso hacia una vida plena y equilibrada.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

0
× ¿Te ayudamos?